Reflexiones sobre un oficio ancestral*
*Macarena Peña Tondreau
Historiadora PUC
Directora del Proyecto casa Telar
Olvido: Situación actual del tejido en el territorio Sur Andino
Hoy en día, el oficio de tejer en Los Andes puede ser uno de los olvidos tecnológicos más evidentes en cuanto a los conocimientos tradicionales de los habitantes de la América Prehispánica. Los conquistadores no tardaron en darse cuenta que en ellos se albergaba un cúmulo de conocimientos prácticos y místicos que se transmitían a través de las generaciones y los territorios, eran herramientas de poder. Los códigos textiles, al igual que sus prácticas, eran ampliamente conocidos por la población, existía una alta especialización en su producción, uso y diferenciación en toda la cadena de valor. El oficio textil andino representaba no tan solo un arte mayor, sino un registro de vida cotidiana, productividad y valores sociales de las comunidades que los usaban y elaboraban.
Borrar recuerdos a través de la eliminación de los registros fue una estrategia utilizada por los conquistadores y que quedó documentada en diferentes narraciones de cronistas foráneos como criollos. Existen textos[1] que narran un sinfín de acciones dirigidas a la eliminación de los tejidos tradicionales como la quema de los mismos o la prohibición de su producción y uso de ciertas tipologías de prendas tejidas. Tempranamente los evangelizadores se dieron cuenta que los tejidos guardaban y difundían aspectos claves de las creencias locales y de su cosmovisión teleológica. Para evangelizar, era necesario borrar los registros y los medios de transmisión de la religiosidad local. Junto con las quemas, se implementaron diversas ordenanzas y leyes que fueron reduciendo el número y variedad de tejidos y exponentes. La prohibición de ciertas prácticas textiles, piezas tejidas e iconografía significantes, fueron comunes en los diferentes territorios conquistados. En 1580 con las Leyes de Pizarro se prohibía el tejido de ciertos tipos de motivos específicos, como el caso concreto de las aves (dado a que eran confundidas con los ángeles celestiales). En 1780 se prohíbe el tejido de ciertas prendas de vestir y tejidos rituales, lo que llega junto a la escolarización de la población y el olvido de conocimientos contenidos en el arte textil como medio de plasmar información y miradas de mundo que hoy en día nos son un misterio. El olvido, hoy considerado como un peligro para el patrimonio cultural, fue un método consciente y efectivo para la pérdida de formas tradicionales en las cuales las y los habitantes locales veían e imaginaban su mundo.
Los vacíos históricos (falta de fuentes escritas) respecto de los códigos tejidos en los Andes pareciera ser un resultado concreto del periodo Colonial. Los cronistas relatan que los tejidos en el mundo andino tenían la función, entre otras, de hacer recordar a las almas para ayudar a solucionar problemas de los pueblos. Los colores, formas, tamaños, y sus nombres propios también otorgaban información y reconocimiento. Franjas e iconografía, para Guaman Poma (1589), serían una representación de los Suyos y de la identidad étnica no tan sólo de quienes los portaban, sino también de quienes los elaboraban.
El número de tejedores artesanales en la zona norte del país ha disminuido notablemente, junto a ellos, el conocimiento en torno a lo tejido y su universo tecnológico cultural. La realidad es que hoy las y los tejedores no lograron aprender en la práctica, ni por herencia directa, sino más bien de la observación indirecta de estilos de vida tradicionales considerados olvidados.
Memoria: caminos para la reactivación del tejido en la comuna de San Pedro de Atacama
Frente al olvido, no nos queda más que la memoria. Recordando es donde adquirimos y sistematizamos diferentes metodologías para el despertar de lo olvidado. ¿Cómo recordar?, en específico, ¿cómo recordar tecnologías textiles Sur Andinas olvidadas? La respuesta para los casos estudiados es multidisciplinaria: usado la historiografía, a través de investigaciones bibliográficas de fuentes primarias y secundarias; la literatura, pintura y fotografía como registros audiovisuales; la etnografía y los recuerdos vivos de quienes tejen; la arqueología, y las piezas de colecciones de archivos y museos.
El recuerdo, en escenarios como el anterior, se transforma en un desafío intelectual y procedimental. No queda más alternativa que buscar nuevos modelos, innovadores, activos y creativos para despertar las memorias que pensábamos estaban olvidadas. La incorporación del movimiento corporal a la utilización de recursos lectivos y técnicos a la hora de reactivar el oficio textil sur andino ha resultado un aspecto fundamental para preservar el patrimonio cultural. A diferencia de la literatura, el cuerpo puede reaccionar a partir de un lugar en donde la narración no es parte del lenguaje escrito, si no del movimiento y de la acción del cuerpo.
Para el caso del tejido tradicional olvidado en la cuenca del Salar de Atacama hemos implementado talleres de transferencias técnicas textiles (locales y foráneas) y centros de documentación para la memoria textil. En el marco del proyecto Casa Telar[2] se puso en práctica una metodología de trabajo en la cual las y los artesanos se aproximan al oficio textil a partir de la cadena de valor de la fibra de la llama (camélido sudamericano), partiendo desde la experiencia de la esquila, la selección de vellón, elaboración de hilos y hebras como preparación al tejido. El sólo hecho de mover las manos, de desplazar el cuerpo en relación a una materia prima como la fibra de llama, hicieron que quienes nunca había tenido la experiencia textil, lograran producir insumos y productos concretos, como hilos, cuerdas, cordones y superficies tejidas. Utilizando el movimiento junto a un instrumental básico lograron despertar memorias y adquirir conocimientos que no sabían.
Los temas de la memoria al recordar tienen mayor validez si consideramos el aspecto de la memoria colectiva, el saber y hacer de comunidades locales en constante transformación. El recuerdo como modo de preservación y salvaguarda, en este caso del textil en los Andes del Sur, se puede generar a través de prácticas comunitarias y encadenamientos productivos locales que resulten sustentables en el tiempo. El caso de la fibra de camélido y su puesta en valor es un excelente ejemplo, ya que se conjugan diversos saberes y aspectos relacionados a un mismo proceso productivo, pero que abarca distintas expresiones culturales y técnicas especializadas, como lo es el ámbito de la ganadería y el pastoreo de altura, con el tejido y técnicas de transformación de la materia prima.
Existen diversos casos y miradas respecto de la memoria colectiva y el empleo de técnicas (usos y costumbres) en pos de recordar la memoria ancestral. Para el trabajo de campo de las zonas Sur Andinas se han utilizado diversas categorías de análisis, tanto para la sistematización de las experiencias como para el diseño de programas y metodologías de trabajo. La territorialidad, la temporalidad y sentido de lo recordado se unen a las prácticas de técnicas participativas y motivacionales intergeneracionales. Talleres, encuentros, reuniones y proyectos productivos, han hecho emerger de la memoria colectiva común el sentido de pertenencia, naciendo el recuerdo como parte inherente del ser tejedor andino hoy.
Seguir tejiendo en Los Andes del Sur
Tenemos que ser cuidadosos a la hora de recordar y de cómo utilizamos la memoria patrimonial para crear valor, ya que fácilmente podemos caer en conflictos de intereses o en procesos de distorsión de las fuentes, donde los propios portadores de la memoria pueden quedar excluidos y fuera del valor creado.
Aun cuando resulta un camino no libre de peligros, éste puede ser una alternativa de salvaguarda y preservación por parte de las comunidades, a partir de la diversidad de sus propias expresiones, siendo posible, la democratización al acceso del patrimonio cultural y su valor como capital creativo.
La reactivación de redes, la estimulación de actores, y la recreación de sistemas de producción son algunos de los aspectos claves que pueden ser implementados para re activar el sistema completo involucrado en la cadena de valor. Si bien la mantención de procesos tradicionales (patrimoniales) es el objetivo central, la incorporación de innovaciones permite realizar mejoras de calidad en relación a las necesidades actuales. Además, pueden colaborar a la subsistencia del oficio textil andino generando oportunidades de remuneración y nuevos caminos para una preservación activa. La tecnología textil de los Andes del Sur puede de ser recordada, aprendida, practicada y creada de manera comunitaria, entre los mismos herederos de la memoria de sus antepasados, en una inter relación con los nuevos mercados y sistemas de consumo de bienes.
[1] Tales como el de Guaman Poma (1589) y cronistas, entre otros.
[2] Proyecto de responsabilidad social empresarial del departamento de sustentabilidad de SQM Salar (2017-2021), San Pedro de Atacama, región de Antofagasta.